martes, 23 de junio de 2009

Glosario tragicómico I




La semana que termina nos deja una serie de hechos que nos mueven a ese estado en el que no se entiende bien si lo que está sucediendo es trágico, cómico o las dos cosas, y por lo mismo es difícil decidir si lo que corresponde es reír o llorar; pero que al mismo tiempo definen con total precisión algunos de los rasgos que el día de hoy caracterizan a nuestro país, a nuestros políticos y a la parte lamentable de nuestra cotidianidad. Los términos que describen este anecdotario conforman una especie de glosario tragicómico de nuestra realidad.

Grandeza, delirio de.- Actitud de la persona que le asigna a sus acciones y a lo que le acontece una importancia muy superior a la que realmente le corresponde.

Me pareció escuchar que el diputado Emilio Gamboa explicaba que a pesar del conflicto con la cancillería él asistiría a la cena de gala con los presidentes Calderón y Obama debido a que los legisladores del PRI consideraron que su asistencia a dicha reunión “era conveniente para el país”. Creí que me había equivocado, pero ya revisé la grabación de esa entrevista y sí, así lo dijo: textualmente afirmó que su asistencia a la cena era conveniente para el país.

Por su parte el senador del PRD Carlos Navarrete ha dedicado parte del día a narrar entusiasmado y al parecer sin asomo de pena lo que hizo cuando saludó a Barack Obama: después del intercambio de frases de cortesía “(…) muy al estilo mexicano le retuve la mano. Le dije: ‘permítame expresarle, señor Presidente, una propuesta que traigo para usted, entonces me vio con cierta curiosidad, le noté cara de curiosidad (¡por supuesto que lo vio con cara de curiosidad!) y le dije: ‘quiero proponerle el inicio de una relación formal entre la izquierda mexicana y el presidente de los Estados Unidos (…) vi que esbozaba una sonrisa (claro) y me responde: ‘dé por hecho que la relación ya comenzó’ “.

Yo hubiera sido más claro, le hubiera dicho: por supuesto que la relación ya comenzó, y le aseguro que se mantendrá… ¡al menos mientras se niegue a soltar mi mano!

Naíf.- De naive, ingenuo, que sostiene una expectativa poco realista de obtener algo o de que las cosas sucederán como espera.

La narración de la breve retención del presidente de los E.U.A. por parte de un senador mexicano no sólo refleja una desproporcionada noción de importancia propia, sino que muestra además un alto grado de ingenuidad. No quiero ser demasiado negativo, tal vez en verdad se dé este vínculo, pero me parece que las probabilidades de una “relación formal” son… por lo menos escasas. Hace unas semanas, cuando Barack Obama visitó el Congreso de los Estados Unidos, varios congresistas se colocaron a los lados del pasillo central y esperaron ahí ¡10 horas! tan solo para poder estar cerca del presidente cuando recorriera ese camino rumbo a la tribuna. No estaban seguros de poder saludarlo, hablarle o estrechar su mano, simplemente esperaban estar un momento cerca de él. Y eso que se trataba de congresistas estadounidenses; tal vez el presidente norteamericano es un personaje un poco menos accesible de lo imaginado por el senador.

Walla-walla.- Palabrería carente de contenido o sentido que utilizan quienes aparecen como extras en una película a fin de dar la apariencia de que están sosteniendo un diálogo.

Todo lo que dijeron los presidentes acerca de la cooperación, los esfuerzos conjuntos, y el compromiso compartido, no sólo está muy bien sino que es incuestionable. Pero lo que es también un hecho es que Obama vino y se fue, y el día de hoy –al menos por lo que se puede percibir– no ha cambiado absolutamente nada. Lo que dijeron los presidentes lo podrían o deberían haber hecho ya: hacer valer las leyes vigentes en E.U.A., ordenar la frontera común, fortalecer su infraestructura, reforzar la vigilancia, rastrear las armas que están en México y detectar armas vendidas ilegalmente en Estados Unidos, son todas medidas o intenciones que no necesitaban de esta visita para ser formuladas. Esperemos que en unas semanas estemos en posibilidad de comprobar que el encuentro fue fructífero; de lo contrario habrá sido sólo eso: tan solo walla-walla-walla.

Impudicia.- Deshonestidad; desvergüenza en la práctica de acciones que causan afrenta o deshonra.

Según distintas notas, en el congreso del estado de Coahuila hay una curul vacía que así se quedará en tanto termina el proceso electoral federal. Esto se debe a que como la diputada titular de ese escaño lo dejó vacante, la diputada suplente llamada Diana Patricia Gonzalez se presentó para ocupar el cargo que le corresponde y al que está legalmente obligada… para solicitar licencia ¡24 minutos después! Alguien se preguntará: ¿por qué pidió licencia, si ya era –al fin– legisladora, representante ciudadana, integrante del congreso local de su estado? Adivinó: porque ahora quiere ser diputada federal. Suplente, sí… pero ahora federal.

No fue diputada por 24 días ni por 24 horas. Fueron 24 tristes minutos. Uno no puede dejar de preguntarse: ¿no hay un honor en estos políticos? ¿No hay una vergüenza? ¿No hay ni siquiera un poco de dignidad?


rafael@gonzalez.com.mx

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