lunes, 8 de marzo de 2010

¡Van en sentido contrario!


No sé si a alguien le asuste que dos partidos políticos suscriban un acuerdo a fin de intentar preservar sus respectivos intereses: a mí no. No sé si a alguien le asuste ver la serenidad y firmeza con que un político puede sostener una falsedad frente a un periodista, frente a la audiencia y frente a la ciudadanía: a mí sí.

A mí me hubiera gustado que cuando se le cuestionó a César Nava la existencia de un pacto con Beatriz Paredes, puesto por escrito y firmado, hubiera respondido con alguna ambigüedad, algún monólogo confunde-ingenuos, algún nudo verbal como los que había estado lazando ella cuando se le preguntaba sobre el tema. Me hubiera gustado, porque entonces de lo único que se le podría criticar sería de poco claro o de evasivo. Pero ¿qué respondió? “No lo hubo y no lo hay.” (Bastaba, por supuesto, decir que no lo hubo, porque entonces es claro que no lo hay… pero dejemos estas obviedades a un lado) “No estaríamos dispuestos”, continuó, “a condicionar nuestra actuación a la inclusión de otros… nuestras decisiones han sido libres…”. Digo que me hubiera gustado que fuera más ambiguo en su respuesta porque me gustaría tener forma de alimentar la ilusión de que a pesar de todo, a pesar de la maraña enredada, destructiva e irresponsable en que está convertida la política mexicana, existen personas en los altos puestos de decisión del país que serían incapaces de decir y sostener de frente algo que no es verdad. Y no es que piense que no los hay, es sólo que cada vez me quedan menos por quiénes apostar. Seamos optimistas: ha de haber más, pero no los conocemos. Ha de haber por ahí varios políticos honrados y capaces. ¿Serán muy discretos y prefieren no darse mucho a conocer? ¿Serán algo así como honrados de clóset?

Por lo pronto no me puedo quedar con las ganas de proponer:

7 sencillos consejos para quien sea dirigente de un partido político

- Si no se desea que lo puedan acusar a uno de hacer pactos con el partido adversario, uno debe evitar hacer pactos con el partido adversario.

- Si se hacen esos pactos pero se quiere evitar que se diga que fue a espaldas del comité ejecutivo de su partido, es mejor que esos pactos no sean hechos a espaldas del comité ejecutivo de su partido.

- Si se quiere evitar que se afirme que uno ha hecho lo mismo por lo que se está atacando al Secretario de Gobernación (realizar pactos con el PRI), entonces hay que abstenerse de una de dos: o de realizar pactos con el PRI, o de atacar al Secretario de Gobernación.

- Si no quiere uno que se ande diciendo que firmó un documento de determinado tipo, hay que tratar de no andar firmando documentos que sean de determinado tipo.

- Si se tiene conciencia de que efectivamente se ha firmado un documento, no es aconsejable negar públicamente la firma de ese documento.

- Si por un supuesto acuerdo de confidencialidad se desea guardar sigilo sobre la existencia de un documento, no resulta prudente exhibir ese documento y comprobar su existencia.

- Si se descubre que el día anterior uno afirmó públicamente algo que no era cierto, no hay que intentar justificarse aduciendo la confidencialidad como el principal criterio. A México le sobran políticos que ponen en primer lugar el secreto y la confidencialidad y le urgen políticos que pongan frente a todo la sinceridad.

Cuando se deja de actuar con sentido común, inevitablemente se empieza a actuar en sentido contrario.

1 comentario:

  1. Amigo:

    Los consejos son es-pec-ta-cu-la-res. Para morirse de risa.

    Mi pregunta: ¿Francamente crees que en la política estos consejos son ejecutables?

    Considerando las tensiones que generan los diferntes grupos de interés que rodean al político; considerando también el propio interés de continuidad en el poder que tiene su propio partido; considerando la dinámica al interior del propio partido... ¿Es posible pues la existenca de un político franco, honesto?

    ResponderEliminar